Una reflexión sobre la nueva hija de la saga de las estrellas

Antes de empezar debo avisaros de que en el artículo hay algunos spoilers importantes, por lo tanto, aquellos que aún no la hayáis visto, mejor absteneros.

Soy un gran fan de la épica desde hace mucho tiempo, por ello he seguido toda clase de sagas fantásticas: El Señor de los Anillos, Juego de Tronos, Crónicas de la Torre o el Nombre del Viento. Todas son grandes aventuras que te sumergen en mundos ideales y logran hacerte soñar con viajes y enormes batallas. Star Wars es una de esas sagas especiales en mi vida. Me ha acompañado desde que era pequeño, cuando veía en casa La Guerra de las Galaxias en versión VHS. Es por ello por lo que cada lanzamiento de esta serie representa un gran acontecimiento para mí. Sin embargo, Los últimos Jedi ha generado polémica desde su lanzamiento. Con todos los comentarios críticos y las opiniones de amigos y expertos, fui con la cabeza muy fría a verla.

Star Wars es una saga que podríamos tildar de espectacular y diferente, pero que se sustenta sobre una base bastante común a las sagas de fantasía clásicas. Quiero decir: Luke es el típico chico granjero y huérfano, que por avatares del destino (en este caso dos droides) conoce a un viejo caballero que le cuenta que conoció a su padre en unas antiguas y masivas guerras. El joven se sumergirá de lleno en un gran viaje, aprenderá los grandes secretos de una fuerza “mágica” y peleará contra terribles contrincantes como un caballero de negra armadura y un poderoso mago negro. Star Wars, a pesar de ser fantástica, mantiene una base típica de género épico. En este filme hay buenos y malos, siempre muy definidos.

Pero Star Wars, una saga con tantos seguidores tiene un fondo histórico mayor de esa base típica tan estereotipada. Al igual que El Señor de los Anillos, Star Wars tiene su precedente antes de esas películas legendarias, con personajes de inmenso poder y habilidad, mucho mayores que los de nuestros actuales protagonistas. En ambos casos, en esas historias anteriores, encontramos el revolucionario concepto de «personaje gris», que se refiere a una persona que no sirve completamente a la luz o a la oscuridad, sino que se alimenta de ambas. A pesar de esta coincidencia, entre Star Wars y El Señor de los Anillos, hay varias diferencias entre el tratamiento que hacen de este tipo de personaje. En la obra de Tolkien, esos personajes grises son héroes que no siempre aciertan en sus decisiones o llevan a cabo actos poco heroicos, tales como matanzas entre los de su propia especie. Pero, y aquí radica la diferencia, mantiene siempre un enemigo común con los héroes de la luz y nunca se plantean servir al señor de las sombras. En Star Wars, tenemos a los Jedi Gris, maestros de la fuerza que juegan tanto con la luz como con la oscuridad y no apoyan ni al consejo Jedi ni a la Orden Sith. Este hecho, suma mucho a la filosofía de Star Wars y revoluciona el concepto que nos venden las películas de buenos y malos tan definidos. Esta reflexión sobre los personajes «Gris» en la serie de George Lucas viene a cuento para explicar dos de los principales puntos de la película: El papel de Kylo Ren y la trama de Luke Skywalker.

El papel de Kylo Ren sigue generando un debate en mi interior. Por un lado, veo a un hombre que duda entre el lado oscuro y el luminoso, debate que también sufrió su abuelo. Esto es bastante aceptable y admirable, demuestra que hasta los «malos» tienen sus dudas y su corazón. Cuando Kylo rehúsa disparar contra su madre, demuestra que le importa aún su familia. Su furia está dirigida contra su tío Luke, a quién acusa de haber intentado matarle. Como digo, Kylo podría ser un ejemplo de ese Jedi gris, que encuentra afinidades tanto en el lado luminoso como en el oscuro (aunque al final se incline más hacia el último). Sobre los ataques de ira que sufre Kylo, quiero apuntar que Anakin Skywalker hacía cosas parecidas al final de su vida como Jedi —solo hay que ver el carácter que demuestra en los últimos capítulos de la serie The Clone Wars o en la película El Ataque de los Clones con la matanza de moradores de las arenas. El problema con Kylo Ren viene de ciertos momentos algo estúpidos, como cuando le ponen sin camiseta hablando con Rey (imagen que sobraba, sinceramente) o el duelo con Luke del que hablaré luego. En general, espero que mejoren algunos aspectos de Kylo, pero es un buen personaje muy logrado por su actor Adam Driver. Apuntar brevemente que el asesinato de Snoke se resuelve por la vía fácil (acaban con un lord Sith muy poderoso de un solo golpe), borrando una línea argumental que era muy interesante y prometía buenas peleas en el futuro, así como que no aclaran ninguna incógnita acerca del origen de Snoke o de la procedencia de su gran poder.

Me chocó mucho el papel de Luke Skywalker. Se supone que era una parte fundamental y clave de la trama (ya que la anterior película se basaba en la búsqueda del maestro Jedi). Por ello, este debería haber aportado enseñanzas claves más allá de lo básico que aprende Rey sobre la fuerza. En su primera escena, que debiera haber sido mucho más espectacular, Luke arroja el sable laser sin más. No niego que sea gracioso, pero sobraba ese humor absurdo en un momento que prometía tanto. Para mí, su rol se reduce a algunos momentos cómicos y otros donde básicamente buscan la conexión emocional con las películas originales. La batalla con Kylo Ren está vacía de cualquier contenido espectacular y la única posibilidad de salvarla, desde mi punto de vista, era que Kylo matara a Luke (algo similar a lo que hizo Vader con Ben Kenobi). Que esto no ocurra, sumado al hecho de que Luke use una especie de holograma generado por la fuerza para combatir, arruinan una batalla que pudiera haber quedado en la memoria.

Además, el argumento de que la Orden Jedi debe desaparecer no acaba de ganar mucho sentido si nos ceñimos a las películas. Los Jedi se dedicaban a proteger y velar por el equilibrio del universo, siguiendo unas enseñanzas marcadas desde generaciones anteriores. Que introduzcan la necesidad de eliminar a estos y su legado, queda en un sinsentido o excusa barata para que Luke Skywalker pudiera exiliarse con motivos. Entiendo que pretendían introducir los conflictos que antes he mencionado, pero lo hacen de forma breve y poco clara, cerrándolo de forma un poco tonta (Yoda invocando un rayo que fulmina todo el saber Jedi), y dejando el papel de los Jedi como estaba, solo que sin sus libros de historia. Al final, como fan de las antiguas películas y como el mismo Mark Hamill declaró: «Este Luke no es mi Luke, él nunca se rendiría por este tipo de acontecimientos». El que Yoda aparezca fue un aspecto que me gustó bastante, pero el momento destruir el árbol y reír como un duendecillo loco, le quita bastante seriedad al momento.

Destacar que ese famoso “toque Disney” se ha notado bastante y es lo que más me ha molestado. El origen de Rey, como una supuesta “don nadie”, ha eliminado una posible y poderosa línea argumental, aunque busque enviar un mensaje a los fans tratando de decir que todos podemos ser especiales. Abusan de recursos como el papel de los comerciantes de armas o los niños desplazados para convertir una guerra épica en un conflicto armado de nuestros días, que acaba en cierta manera con la fantasía de Star Wars.

Para terminar con las críticas, la trama de Finn con Rose Tico, es inútil en cualquier caso y completamente prescindible. Es decir, si al alto mando rebelde se le hubiera ocurrido contarle a Poe todos los planes, este no hubiera enviado a sus dos amigos a una misión que podría haber acabado completamente en tragedia y cuyas consecuencias son dramáticas para los rebeldes. Remarcar de nuevo que el papel de Plasma, capitana de la Primera Orden, se ve desperdiciado en un duelo bastante básico y con un final forzado. Espero de verdad que vuelva a aparecer en futuras entregas y no haya muerto como se da a entender.

Los duelos de espadas láser, aunque escasos, son bastante aceptables. Sobre todo, destacar el único que podemos considerar de larga duración: Kylo Ren y Rey contra la especie de guardia pretoriana de estilo samurái del Líder Supremo Snoke. Es una batalla que, analizando los estilos de combate, se nota que se ha preparado bien. Rey combate con torpeza, golpes secos que toman gran impulso para golpear (lo que deja su guardia desprotegida) y aunque logra realizar algún movimiento más rítmico, en general es el estilo de combate de una persona poco entrenada con el sable láser. Kylo usa un estilo más pulido, con golpes contundentes (igual que Darth Vader) similares a los que se dan si usas un arma pesada. Aunque se suele acusar algunos tropiezos del Lord Sith, es algo bastante común en cualquier tipo de pelea y no creo que se deba criticar. Los samuráis o guardias de Snoke hacen uso de movimientos mucho más acrobáticos, que dan espectacularidad y no son excesivamente exagerados en ningún momento.

Por supuesto hay aspectos positivos en el filme. Los efectos especiales vuelven a destacar y nos entregan escenas tan memorables como la del sacrificio de la Almirante Holdo o la batalla del principio con el acorzado de la Primera Orden. El momento del reencuentro de Leia y Luke es bastante emocional, así como el plano de Luke observando los dos soles en el atardecer antes de morir. Un uso del plano picado que me gusto bastante fue el de Kylo Ren entrando en la base rebelde seguido de sus Stormtroopers, una imitación de la de su abuelo Anakin entrando en el Templo Jedi, antes de provocar el inicio de la mayor guerra que había visto la Galaxia hasta ese momento. También me parece genial que vayan moldeando un poco más el carácter de Rey, dotándola de esa preocupación por sus padres y su pasado, además del deseo de salvar a sus amigos. Al final de la película se va definiendo como una futura maestra Jedi de gran poder.

Los últimos Jedi es un filme para todos los públicos, desde los más asiduos de la saga a los que son visitantes ocasionales del género. Los nuevos proyectos buscan crear una nueva generación de fans de Star Wars, aunque también intentan enganchar al viejo espectador con recursos como el holograma de Leía pidiendo ayuda a Obi Wan Kenobi. El director Rian Johnson ha tratado de dar un enfoque más profundo a los personajes, tratando de mostrar que los buenos no son tan buenos ni los malos tan malos, sin embargo, se queda corto y no logra transmitir esa enseñanza, volviendo a la tradicional lucha del bien contra el mal. En resumen, es espectacular y digna de la saga Star Wars, pero debe pulir muchos aspectos para poder estar a la altura de sus predecesoras.

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